(información sacada de www.e-lactancia.org)
Es preciso un buen control sanitario al hacerse el tatuaje para evitar la transmisión de enfermedades como hepatitis B, hepatitis C o SIDA. Por seguridad, los bancos de sangre y muchos bancos de leche no aceptan donaciones hasta pasados 4 a 12 meses de la realización de un tatuaje. Por ese motivo, algunos autores aconsejan esperar a finalizar la lactancia.
Aluminio, cadmio (amarillo), carbón (negro), cinabrio (rojo), cobalto (azul), cromo (verde), hierro (marrón), magnesio (violeta), mercurio (rojo), titanio (blanco), zinc (blanco), plásticos y formaldehído son algunos de los productos utilizados en los tatuajes.
Aunque los pigmentos y sustancias que se inyectan en el tatuaje pueden ser tóxicos, quedan retenidos bajo la piel y no pasan a sangre, por lo que tener un tatuaje antiguo o realizarse uno durante la lactancia, no la contraindica siempre que se cumplan las normas higiénico-sanitarias que aseguren la no transmisión de enfermedades infecto-contagiosas.
Las cremas anestésicas y las antisépticas y antiinflamatorias que se emplean antes y después de los tatuajes son compatibles con la lactancia, así como medicamentos para el dolor como paracetamol o ibuprofeno.
No se aconseja el tatuaje en el mismo pezón por el riesgo de que el lactante pueda llegar a absorber pigmentos que sean tóxicos.
La eliminación de tatuajes con crema de maquillar o cubriéndolos con otro (cover up) es compatible con la lactancia. La eliminación por láser disgrega los pigmentos del tatuaje, que pasan a linfa y sangre y podrían llegar a leche, por lo que sería prudente esperar a acabar la lactancia según el tipo de pigmento a eliminar.
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